Sistema de ósmosis básico de tres etapas (sedimento T33, carbón T33 y membrana 75 GPD) con una producción máxima de 300 litros/día. Una opción con muy buena relación calidad-precio si el agua de red no viene excesivamente cargada y no requerimos una producción muy alta.
El agua de ósmosis es la mejor solución si queremos llevar el control de la química a un nivel superior. Tener un agua prácticamente pura nos facilita mucho la vida a la hora de ajustar los parámetros del agua.
Este equipo elimina aproximadamente un 70 % del nitrato y del silicato, y hasta un 98 % de otras sustancias inorgánicas y orgánicas.
Es importante ir renovando los cartuchos según se van saturando. Podemos verificar la pérdida de eficacia con medidores de TDS.
El sistema funciona con presión de agua, sin consumo eléctrico. Para un buen funcionamiento necesitamos presiones desde 3 bar hasta 8 bar y una temperatura de 1 a 30 grados centígrados.
Antes de comenzar a producir agua por primera vez, es necesario limpiar los prefiltros de carbón y sedimentos para evitar que ciertas impurezas lleguen a la membrana. Por ello, montaremos las dos primeras etapas y desecharemos los primeros litros (unos 30 minutos de filtrado). Posteriormente, podremos colocar la membrana y comenzar la producción.
El sistema de filtrado no debe secarse nunca una vez se ha conectado, ya que pierde sus propiedades. También son muy importantes los cambios de carbón activo para que el cloro/cloramina no dañe la estructura de la membrana.
Por último, es fundamental que la válvula de lavado de la membrana esté cerrada durante su uso. La abriremos de forma ocasional para eliminar sales y residuos de la pared de la membrana osmótica para alargar su esperanza de vida y mejorar su uso.
Recomendación de Pzes para el lavado de membrana:
Agua blanda (KH <4): 1 vez al mes, 15 minutos.
Agua media (KH 4 a <8): 1 vez cada 3 semanas, 15 minutos.
Agua dura (KH 8 a <15): 1 vez cada 2 semanas, 15 minutos.
Para aguas más duras, recomendamos 10 minutos de limpieza después de cada utilización.