Su posición debe ser en la primera llegada de agua, parte inferior de la cesta, para retener las partículas más gruesas y los deshechos de mayor tamaño, evitando que saturen la filtración biológica y pierda su rendimiento.
Recomendamos lavar la esponja con agua solamente antes de ponerla en el filtro, para eliminar cualquier resto que pueda tener.
Para sus limpiezas regulares recomendamos enjuagarlas y sacudirla, siempre con agua sin cloro (del mismo acuario mejor) y cambiarla cada cuatro a seis meses más o menos.